jueves, 13 de septiembre de 2007

Sierra Nevada (1ª parte)

Nuestro viaje nos lleva hoy a tierras andaluzas, a un Parque Nacional magnífico situado en la cordillera penibética, en las provincias de Granada y Almería, como seguramente ya se habrán dado cuenta, estoy hablando del Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada. Culminado con los 3.482 m. del Mulhacén, es uno de los macizos montañosos de más altitud de Europa Occidental. Con numerosas especies vegetales endémicas (66) y unas 80 especies animales propias del lugar.

Los antiguos glaciares dieron lugar a pronunciados y espectaculares valles en forma de "U" y formando numerosas lagunas de alta montaña.


Ascenso al Pico Veleta

Con 3.392 m. de altura es el segundo pico más alto de esta Sierra y el tercero de la Península, tras el Aneto y el Mulhacén.

Un sábado, 5 de agosto del pasado año, cuatro personas iniciamos el ascenso hacia esta cumbre. Tras habernos informado en una de las aulas de naturaleza y del visitante que hay en este Parque y provistos de agua para toda una tarde, comenzamos la ascensión. Dejamos el coche un poco más arriba de los hoteles de la estación de esquí situada en una de las laderas del pico y luego comimos antes de iniciar la ruta. La Virgen de las nieves nos recibió al poco de comenzar a subir. El sol era intenso, algo natural en esta época del año y el encontrarnos en Andalucía, pero el viento nos daba un alivio al darnos un poco de fresco. El paisaje rocoso sólo era disimulado con algunas plantas en forma de "iglú". Esta forma es propia de estos arbustos de alta montaña, que adoptan esta singular protección contra la nieve. Pero la vegetación va desapareciendo conforme nos aproximamos a lo más alto. También nos encontramos con un saltamontes de enormes proporciones y, lo más interesante, que no tenía alas. Más tarde, nos dijeron que esta es una de esas especies únicas, y magníficas de este Parque Nacional que había evolucionado hasta perderlas.

Subimos un largo tramo paralelamente a una vieja carretera que se cerró en 1989 y que hasta entonces era considerada la más alta de Europa y que hoy en día sólo es utilizada para el mantenimiento de las pistas de esquí. La subida no era demasiado pronunciada, pero por no seguir todo el trayecto pegados a la carretera, subimos por una empinada pendiente que hizo que nos agotáramos aún más. En todo momento fuimos viendo la estación de esquí, que hace que el paisaje quede algo ensombrecido, pero no llega a quitarle su esplendor. Un observatorio espacial está en una colina cercana, sin duda un buen lugar para ver las estrellas.

Las cabras montesas descansaban a la sombra de las rocas. Los machos alzan sus cabezas en alerta, no hay problema, podemos seguir.

Cada vez el viento es más intenso, como era de esperar. Todavía quedaban algunos neveros. Dos de mis acompañantes se quedan a escasos 50 o 100 metros de la cumbre. Dos seguimos adelante, con dificultades por el cansancio, el Sol y el viento. Llegamos a la cumbre, ¡por fin! Desde luego, fue duro, pero mereció la pena, las vistas son impresionantes, Granada está al fondo, pero la calima trata de cubrirla. Nos asomamos a la pared y nos sorprende su verticalidad y su altura, varias cabras comienzan a saltar y correr al vernos asomar. Con echar un vistazo, una mirada a tu alrededor desde esta altitud, te das cuenta de lo impresionante que puede llegar a ser la naturaleza, de lo hermoso del paisaje, de la tranquilidad que puedes encontrar en estos parajes idílicos. Sin duda, un trayecto duro y difícil que nos hizo sudar, pero llegar hasta arriba era una especie de reto, no nos podíamos quedar a 50 metros, y lo logramos.

La bajada fue mucho más suave y relajada. Las cabras seguían en las mismas rocas, aunque esta vez al vernos, se echaron a andar.

Llegamos hacia las 7 de la tarde al coche, los pies ya no los sentíamos, pero estábamos satisfechos de haberlo hecho, de haber logrado subir hasta allá arriba, de haber visto tan hermoso paisaje, con su naturaleza en estado puro. Algo que ninguno de nosotros olvidará, estoy seguro.

_Dant_

Próximamente... Sierra Nevada (2ª parte): Ascenso al Pico Mulhacén

2 comentarios:

Rodriguezrodri dijo...

La verdad es que todas las montañas tienen su encanto particular, pero Sierra Nevada tiene algo más, como diría un andaluz castizo "Tiene duende" es por ello que aunque termines exhausto, siempre lo que recuerdas es lo que sentiste al coronar o con aquellas maravillosas vistas de las que disfrutasteis aunque solo fuese un segundo por la niebla o la calima.
Un saludo y a seguir hollando senderos.

Anónimo dijo...

Se me ponen los dientes largos con solo imaginarme la excursión, he recorrido bastante montaña, pero Sierra Nevada es de mis asignaturas pendientes.... espero aprobarla pronto. Entre tanto seguiré explorando mi Galicia que cada día me sorprende más.

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