lunes, 20 de agosto de 2007

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Valle de Ordesa


Continúo mis andanzas por tierras de Huesca, pues allí he pasado estas últimas vacaciones. Doy un salto de Este a Oeste y me desplazo hasta el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. 15.608 hectáreas, especies únicas, Parque Nacional desde 1918, Reserva de la Biosfera desde 1977 y varios diplomas del Consejo de Europa (1988, 1993 y 1998) convierten a este parque en una de las mejores y más bellas reservas naturales de toda la Península Ibérica.

Situado a los pies del macizo de Monte Perdido (con alturas de más de 3.000 m) A sus pies se extienden los Valles de Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta. Hoy presto mi atención al Valle de Ordesa.

Este valle, culminado a su final con la impresionante cascada bautizada como Cola de Caballo, es de una belleza sin igual. Para llegar hasta él se debe coger uno de los buses que salen de Torla, pues no se puede entrar con coches particulares.

Dos son las rutas principales que recorren el antiguo Circo Glaciar y que ahora es recorrido por el río Arazas. La ruta más difícil y no recomendada se realiza por la llamada "Senda de los Cazadores". Se comienza en la Pradera de Ordesa tras cruzar un puente sobre el río Arazas se comienza a ganar altura por dicha senda, salvando un desnivel de 650 metros. Esta senda, no es muy recomendada para personas con poca experiencia en la montaña, pues este tramo implica un alto riesgo de accidentes, sobre todo si bajas por ella. Tras llegar a lo alto de la senda, contemplarás unas magníficas vistas desde el mirador de Calcilarruego. Desde allí, todo es más suave. Un sendero, el de la Faja de Pelay, te llevará hasta el fondo del valle en media altura y a los pies de las paredes verticales. Hay que fijarse a la izquierda para ver la Brecha de Rolando, paso natural entre Francia y España. Si llevas prismáticos, recomendados en cualquier excursión, debes fijarte a los pies de las paredes verticales y quizás veas los sarrios, o rebecos, cabras salvajes que al mediodía y en las horas de más calor permanecen en la sombra pastando. Se sigue por esta ruta hasta llegar al suave descenso hacia la Cola de Caballo. Desde allí, se vuelve por una ruta fácil, que recorre el fondo del valle a través de sus numerosos saltos de agua, los de las Gradas de Soaso, hasta la Pradera de Ordesa. También se pueden ver, con un poco de suerte las marmotas en las peñas próximas a Cola de Caballo, aunque yo no las ví, dicen que debes fijarte muy bien, porque están. En total, unas cuantas horas, más allá de las 7, pues las paradas para admirar el entorno son muy frecuentes. En todo momento, pinos y hayas te estarán rodeando.

De la fauna ya os he hablado un poco, pero también hay que destacar las aves que sobrevuelan la zona, entre las que se impone el quebrantahuesos, ave amenazada que cuenta con varias parejas en el Parque. Pero de lo verdaderamente más importante es su flora. Hay que destacar la Flor de nieve o edelwiss, presente en las altas cotas montañosas.


Experiencia personal

Subí con mi hermano y dos amigos por la Senda de los Cazadores, mientras que mis padres y una amiga fueron por el fondo del valle. A un ritmo bueno fuimos subiendo, y en algo más de una hora, habíamos subido los 650 metros de desnivel. Tomamos un descanso en el mirador, unas fotos y... seguimos. Desde allí todo fue muy suave. Pero tardamos mucho más. Cada poco, parada para foto. Y, con los prismáticos, fijándonos en las paredes para ver si veíamos los rebecos. Al final, sin prismáticos, le dije a mi hermano: ¿Aquello de allí que es?, déjame los prismáticos. Los primeros rebecos asomaron en las sombras, el calor no se aguantaba. Al llegar a Cola de Caballo nos reencontramos todos, comimos y nos relajamos los pies en el agua congelada de la poca nieve que quedaba. A los pies de Monte Perdido, pasamos alrededor de una hora. Luego, de vuelta al autobús, ya no hice casi fotos, el cansancio podía conmigo. Bosques de hayas comenzaron a extenderse con los pinos tras la gran Pradera desnuda que hay alrededor de la cascada. Se agradeció por el calor. Al día siguiente, descanso total, no podíamos más.

Como anécdota, y para animar a la gente, casi al comienzo de la Senda de los Cazadores iba una pareja con dos niños que no deberían pasar de los cinco años. Todos pensamos que no llegarían. Pronto los adelantamos. Pero, aproximadamente media hora después de haber llegado vimos que comenzaban a descender hacia el fondo del valle. Sin duda, un ejemplo de esfuerzo puesto en los más pequeños.

Desde luego, un entorno impresionante. Os recomiendo ir, y hacer un esfuerzo para llegar hasta el final, pues merece mucho la pena.

_Dant_


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Dant:

Desde el principio he seguido tus aventuras en esta nueva página. Incluso he comentado con tus padres los lugares que explicabas en tu primer saludo. Por cierto, cuando dices que nos invitas a Ricardo y a mí, ¿te refieres a que te imitemos realizando una página nueva con experiencias personales o a que compartamos experiencias contigo para que puedas nutrir más tu página?. Me dirás.

Rodriguezrodri dijo...

Desde mi Andalucia querida (Yo nací en Cáceres y vivo en Bilbao) añorando el verde del Norte y soñando con el sirimiri vizcaino te doy la bienvenida y la enhorabuena por ser parte de los blogseros que nos dedicamos a mostrar los senderos y abrir una ventana a los que viven en los bosques de asfaltos que se han convertido nuestras ciudades.
Seguiremos en contacto

Dant dijo...

Sé donde es esa foto. Es en Zamora, más concretamente en Puebla de Sanabria, si no me equivoco. Precioso ese pueblo. Intentaré pasar por más rincones de España muy pronto. Paciencia...

Rodriguezrodri dijo...

Claro que es en el catillo de Puebla de Sanabria cuando en septiembre pasado me encontraba camino de Santiago, con 40º a la sombra. Los caminos de España y yo somos siameses, ellos no pueden estar sin mi y yo sin ellos me muero.
Un abrazo.